Desde comienzos de la revolución industrial el
carbón mineral fue el principal combustible para el desarrollo y crecimiento de
la industria, tanto que era llamado el “pan de la industria”, con este se
movían las maquinas a vapor y era utilizado en la siderúrgica de la época. ¿De dónde
proviene el carbón mineral?, en su mayoría se origina debido a depósitos de
material vegetal que quedan atrapados bajo la superficie a unas condiciones determinadas,
sometidas en el tiempo a un proceso natural de “carbonificación”, según la
cantidad de carbono, agua y otras sustancias el carbón puede clasificarse en
diversos tipos, teniendo varios propósitos según su composición.
El uso del carbón mineral no es ajeno al
desarrollo industrial y por ende tecnológico de la humanidad en los últimos 150
años, siendo una tendencia que no desaparecerá a mediano plazo, una evidencia
de esto es el 41.1% de la
generación de energía eléctrica mundial en el año 2011 proviene del carbón
mineral, al contrario de la creencia actual es la principal fuente de
generación de energía por encima del petróleo – según estadísticas del Banco
Mundial – y se proyecta que para el año 2040 ocupe entre el 35 y 36% de
capacidad mundial instalada, para el mismo año (2040) las energías renovables y
la generación termoeléctrica mediante gas natural crecerían un aproximado de
23% cada una, ocupando los espacios de los derivados del petróleo, hidro y
nuclear – esto en caso que continúen las tendencias actuales –.
La diversificación de la matriz de generación
de cada país es un tema indispensable para establecer una seguridad energética
necesaria para afrontar cualquier eventualidad (desastre natural, subida de
precio de un combustible, problemas climáticos, etc.) además de darle flexibilidad
a la red de potencia. En este sentido, el carbón mineral es un factor común en
muchos de los países desarrollados y en vías de desarrollo con un sector eléctrico
robusto. Nombremos algunos países para observar lo interesante e incluso
irónico de estos casos:
- Caso China. Con el 78% de energía producida a base carbón mineral es un ejemplo de un rápido desarrollo del país, que va ligado directamente con el crecimiento del sector eléctrico. China actualmente posee reservas importantes de este recurso. El costo ambiental generado por esta industria se puede apreciar en el aire de algunas ciudades del país.
- Caso India. En la actualidad, de las economías emergentes más grandes, posee una alta dependencia al carbón mineral, corresponde al 68% de su generación eléctrica con tendencias creciente en cuanto a la construcción de centrales.
- Caso Alemania. Motor industrial y principal economía de la Unión Europea, Alemania es uno de los principales precursores de las energías renovables; sin embargo, el 46% de la energía producida corresponde al carbón mineral. Según datos de la BBC.
- Caso Chile. Desde un punto de vista más regional, el país más desarrollado actualmente en Latinoamérica y con los mejores indicadores de la región posee una dependencia nada despreciable del 31.5% al carbón mineral.
- Caso Estados Unidos. A pesar que la administración Obama se propuso reducir las emisiones de dióxido de carbono, siendo una de sus medidas la reducción de la generación por medio de carbón mineral, no han causado mayor impacto debido a las diferencias y ventajas económicas que ofrece este tipo de generación. La principal economía del mundo genera un 39% de su energía a base de carbón, en concordancia con los datos de la US Energy Information Administration. Aunado a esto, es relevante resaltar que Estados Unidos es el país con las mayores reservas de carbón en el planeta.
- Otras economías y su dependencia en el sector eléctrico a este insumo son: Australia, Corea del Sur, Japón, Taiwan, y otras de Asia (Vietnam, Malasia, Filipinas, Indonesia). Cabe destacar que es utilizado el carbón mineral en todas sus etapas.
Con estos casos queremos insistir en el
desarrollo actual y futuro de las termoeléctricas a carbón y el porcentaje que
ocupa en sus matrices de generación en economías grandes. Desde nuestro punto
de vista, una de las razones por la que posee tan alto porcentaje de
participación “el carbón sobre el petróleo”, es la constante fluctuación de los
precios que posee este último combustible, ya que la mayoría de los exportadores
del hidrocarburo están localizados en países históricamente inestables,
conocidos como el cinturón del mundo.
A continuación, observamos mapa con representación geopolítica de los principales
actores en el tema petrolero.
Título: Quien tiene el Petróleo.
Fuente: http://img.economiafinanzas.com/wp-content/uploads/2008/06/quien-tiene-el-petroleo.jpg
Realizando una comparación y continuando la
discusión de combustibles en la generación eléctrica, nos surge la duda, ¿Es
posible que el Gas Natural resulte como opción de remplazo del carbón mineral?,
enumeremos los pros:
- El gas natural es utilizado actualmente para la generación de energía eléctrica, es mucho menos contaminante y existe un reconocimiento mundial por esto. Por su parte, las plantas de carbón generan más emisiones de CO2 que el de gas o derivados del petróleo.
- Actualmente, se encuentra en auge y las compañías cada vez desarrollan mejores tecnologías para su explotación y para la generación de energía.
- Existen importantes reservas en el mundo para su explotación.
- En promedio las plantas de carbón son tres (3) veces más costosas que su equivalente en gas natural.
- Las nuevas tecnologías en plantas de carbón que incorporan sistemas de captura y secuestro del 90% de las emisiones, incrementan cuatro y cinco veces el costo del kW instalado frente una planta de ciclo combinado de gas, siendo poco competitivas en cara a una de petróleo o gas natural incluyendo estas tecnologías.
Con todas estas ventajas los países siguen
invirtiendo en plantas de carbón. Esto se debe a que el costo de la energía a partir
del carbón es el más bajo de todos los combustibles, siendo la que requiere la
mayor inversión inicial, no existe diferencia considerable de tarifas entre el kWh
gas y el kWh carbón; no obstante, el kWh más elevado es el generado a partir del
petróleo o el gas natural mientras más lejos se encuentren de los exportadores/fuentes
o mientras menores sean las regulaciones ambientales hacia el carbón. Por
ejemplo, en Estados unidos las tarifas eléctricas producidas mediante carbón
son más económicas que las producidas por derivados del petróleo o gas natural
sin ser tan significativas; en cambio, en países de Asia como Japón, Corea del
Sur o China las diferencias en las tarifas eléctricas son mucho más notables.
Otro ejemplo, considerando el tema de las regulaciones ambientales, en algunas
organizaciones el método de financiamiento para proyectos de inversión de
generación eléctrica de carbón tiene como limitante y requerimiento la
utilización de tecnologías que reduzcan las emisiones de CO2 a la
atmosfera, como es el caso del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Las grandes economías han tomado como
estrategia ocupar gran parte de la generación de su matriz energética en la inclusión y desarrollo del carbón para
eliminar parte de la dependencia energética que existe con los países de medio
oriente. Esto se puede observar cuando el 85% de las reservas de carbón mineral
en el mundo están en manos de Estados unidos, Rusia, China, Sudáfrica, India,
Australia y en menor medida Europa del Este, permitiéndoles mayor seguridad
energética. Se estima que aún queda
entre diez y quince años máximo para que llegue a su pico más alto la
producción de carbón mineral siendo clave entre los años 2025/2030, según expertos
independientes y según el Instituto para la Energía (IFE).
Al investigar cada una de las
fuentes de energía no renovables, nos damos cuenta del increíble potencial que poseen,
las facilidades/dificultades de su extracción, el desarrollo tecnológico que se
genera a partir de ellas, el costo y daño ambiental que causan, las estrategias
geopolíticas de los gobiernos para hacerse de estas o de intentar manipularlas
en el mercado, de los múltiples métodos de financiamiento y sobre todo de la condición
finita para abastecernos en el tiempo.
Ing. Jesús Rodriguez